Hoy, usaré este diario para lo que es, para hacer sentido de la vida y, a través del lenguaje, predecirla. Ayer tenía una conversación con una amiga acerca del propósito de pararse entre el orden y el caos, ¿para qué? ¿por qué se siente tan bien? Supongo que tiene que ver con Kierkegaard.
Soren Kierkegaard afronta el problema de vivir arrojados a un futuro incierto con dos soluciones: la desesperación o la ansIedad.
La desesperación es la certeza de un futuro que no queremos. Como aquella canción de Nine Inch Nails “I believe I can see the future, cause every day is exactly the same”. Estás tan plenamente inmerso en el orden que todos los patrones de comportamiento del universo a tu alrededor son ansolutamente predecibles, sabes exactamente qué va a pasar y no puedes cambiar nada, porque la más mínima alteración a tan perfecto sistema podría lanzarte de vuelta a un caos con el que ya no sabes cómo lidiar.
La ansiedad es como cuando estás inmerso en caos y no sabes qué está pasando. Cada día es distinto al anterior y la vida simplemente te sucede. No hay patrones qué predecir porque no sabes ni dónde estás parado, ni de dónde vienes ni a dónde vas. El tiempo te arrastra por una caverna y no sabes hacia donde ir. Este es el extremo de la zona a la que Kierkegaard le llamaba “el vértigo de la libertad”.
